Atraviesas...
Con la angustia propia de
los amantes furtivos, te anhelo como quien desea ver el sol por última vez
antes de morir, como quien nunca ha visto una estrella fugaz y tiene en el alma
un deseo guardado. Atraviesas el umbral de las caricias y me incendio hasta
convertirme en cenizas, sin dolor, sin reparos. Cuando sueño contigo, la ausencia
se hace menos y pareces tan real, con ese montón de luciérnagas orbitándonos para
alumbrar lo que es eterno, lo que tenemos en las manos… libertad.
Atraviesas con tus manos
todas mis barreras y me rindo ante la conmoción que me gobierna, que me hace
presa del intenso ardor en las costillas y el diafragma porque las mariposas
han abandonado su estado de oruga y sus alas me revientan en aleteos las
entrañas donde atraviesas con tu luz mis miedos y no puedo más que cerrar los
ojos y sentir cómo recorres los caminos, las calles, los centros, el universo
entero para tenerme cerca, para prohibirle a la espera que nos devore y nos
obligue a olvidarnos, porque tú atraviesas todo cuanto construí, todo cuando
imaginé, encallado en mis manías, entre pecho y espalda.
Atraviesas espacios vacíos
de amores breves y foráneos para quedarte conmigo y así poder quererte bonito,
a la vieja usanza, como ya no se ve pero todos demandan, con besos que redundan
y pasiones que se exceden. Como una daga atraviesas mi corazón, partiéndose en
dos con la evidencia: las almohadas se roban los sueños y nos quedamos
únicamente con los recuerdos, esos recuerdos que atraviesas para decirme que a
pesar de todo nunca estaremos lejos.
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Saludos mi nombre es Ivan.